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Denunciado por abuso

VIDEO | Malestar en La Matanza: el peritaje psicológico a Melody Rakauskas complica cada vez más a Fernando Espinoza

El jefe comunal del Frente de Todos de La Matanza, Fernando Espinoza, cada vez más complicado.
El jefe comunal del Frente de Todos de La Matanza, Fernando Espinoza, cada vez más complicado.

A través de una grabación, la denunciante Melody Rakauskas realizó la pericia psicológica, en vísperas de la feria del poder judicial y dio un relato escalofriante sobre el jefe comunal del Frente de Todos de La Matanza, Fernando Espinoza.

A las preguntas rutinarias sobre aspectos de su vida, le denunciante sostuvo vía remota ante los peritos que “el abuso sexual de Espinoza fue lo que más me marcó, eso me arruinó la vida, siento que me arruinó la vida, me bloqueó, estoy más que mal después de lo que pasó”. “Cada vez estoy peor, en vez de olvidarlo, cada vez me siento peor porque no hay justicia, hasta que no haya justicia uno no descansa en paz”, añadió.

Estos extractos, difundidos por RealPolitik cuentan cómo fue que llegó a trabajar como secretaria privada del intendente Fernando Espinoza, gracias a un pedido de su entonces pareja, Gustavo Cilia, un empresario K ligado a la gestión municipal de La Matanza: “Me llama una de las doce secretarias de Espinoza, tiene doce o catorce, me llama una, la mano derecha de Espinoza y me dice: ‘Hola, ¿qué tal? Quería saber a qué hora y qué día podías acercarte a hablar con Espinoza. ¿A qué hora y qué día?’. Me dieron a entender que era yo la que elegía, no eran ellos”.

Y describió: “Desde el principio no me gustó nada que desvió toda su mirada hacia mis pechos. Yo me había ido toda cubierta, tengo la foto: fui con una blusa, un blazer, pantalón flojo, palazzo. Fui toda muy discreta y aun así no voy a olvidar cuando estaba hablando y él estaba mirándome fijo el busto”.

Sin embargo, prontamente comenzó a observar movimientos y señales extrañas: “Me preguntaron cuánto quería cobrar (…), cuándo querés empezar. Estaba todo decidido, había algo que yo no sabía evidentemente y que ellos sí, yo no entendía nada (…). Iban unas horas que recién había entrado a trabajar y ya él se autoinvitó a mi casa, me dijo: ‘Paso por tu casa esta noche’. No me dio a elegir, no me preguntó: ‘¿Podemos reunirnos?’ (…). ‘¿Qué querés que llevé: champagne, vino? ¿Qué tomás?”.

Sobre los encuentros con Espinoza, según informó Realpolitik, aclaró que se dieron tres en el departamento que la ex modelo alquilaba en San Telmo: “Hubo tres cenas, la primera y segunda cena él se mostró normal, no pasó nada que yo notara extraño. Lo único que me pareció extraño es que él entraba al baño a cada rato, cada quince o veinte minutos. Yo no sabía, después me enteré de muchas otras cosas”.

“Había hechos de toqueteos o de mirada, ya sea al busto. Te das cuenta cuando un hombre te está mirando un poquitito más de lo que es normal (…). Cuando bajamos del auto y él me agarraba, parecía que se le caía la baba, se le notaba”, agregó.

Al comenzar a vivir situaciones incómodas, Realpolitik publicó que la víctima decidió hablar con Cilia para consultarlo acerca de los posibles intereses de Espinoza, recibiendo como respuesta que no le dijera que estaban saliendo: “Parecía que yo era un objeto de juego entre ellos, parecía que me estaban probando, parecía que uno estaba probando mi lealtad, que era Gustavo, y que el otro estaba buscando a su amigo, porque me hablaba mal de su amigo, me preguntaba: ‘¿En seis años no te regaló nada, no te regaló un departamento, no te regaló una camioneta?’”.

Y siguió: “Gustavo me entregó, me infiltró ahí, algo hizo que yo desconocía al principio. Después con algunos hechos me dio a entender que había arreglos, arreglos que son maquiavélicos, cínicos, solamente un enfermo mental podría hacer algo así como entregar una chica para que jugaran o abusaran de ella”.

Si bien le tomaron declaración, pusieron énfasis en los 150 mil pesos que percibía en negro, dejando de lado el hecho más grave que era el del abuso sexual. La denunciante llegó incluso a tener luego otro intento de suicidio, tomándose dos blíster de clonazepam, pero aún consciente pidió rápidamente ayuda.

En diálogo con Realpolitik, confirmó que le llegaron innumerables ofertas económicas para que levantara la denuncia, incluso con cifras millonarias, sin saber que aunque Espinoza se había quedado con su celular, ella trabajaba con su notebook personal, donde hoy tiene 17.500 mails de la municipalidad de La Matanza y la agenda completa del alcalde “donde había reuniones que mejor ni contar”.

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