Economía y Empresas
Inversión histórica

Chevron y Shell se suman a megaobra para exportar petróleo de Vaca Muerta

Con una inversión de USD 2.500 millones, el oleoducto de 430 km impulsará las exportaciones argentinas desde 2027.
Con una inversión de USD 2.500 millones, el oleoducto de 430 km impulsará las exportaciones argentinas desde 2027.

Chevron y Shell, dos gigantes energéticos globales, oficializaron su ingreso como accionistas en Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), la sociedad encargada de construir un ambicioso oleoducto que promete revolucionar la exportación de petróleo desde Vaca Muerta.

Este proyecto, valuado en USD 2.500 millones, contempla la instalación de una infraestructura de 430 kilómetros que conectará los yacimientos de Neuquén con el puerto de Punta Colorada, en Río Negro. Según las proyecciones, la obra estará operativa en 2027 y tendrá una capacidad inicial de transporte de 550.000 barriles diarios, con potencial para alcanzar los 700.000 en el futuro.

La incorporación de Chevron y Shell se suma a la participación de otras empresas clave como YPF, Vista Energy y Pan American Energy, consolidando una alianza estratégica que busca aprovechar al máximo el potencial de Vaca Muerta, una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo.

El oleoducto no solo facilitará la salida del crudo hacia mercados internacionales, sino que también aliviará la saturación de la infraestructura actual, como el oleoducto de Oldelval, que ya opera al límite de su capacidad. Este paso es visto como un hito para posicionar a Argentina como un actor relevante en el mercado energético global.

El financiamiento del proyecto proviene de un consorcio de bancos privados, aunque las empresas involucradas aguardan la aprobación del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) por parte del Gobierno nacional.

Este marco legal, impulsado por la administración de Javier Milei, busca atraer capitales extranjeros con beneficios fiscales y garantías de estabilidad jurídica. Sin embargo, la demora en su implementación ha generado cierta incertidumbre entre los inversores, que consideran esencial este respaldo para avanzar con los plazos previstos.

El impacto económico de la megaobra trasciende la mera exportación de petróleo. Se estima que generará miles de empleos directos e indirectos durante su construcción y operación, además de dinamizar las economías regionales de Neuquén y Río Negro.

Para las autoridades locales y las empresas, este proyecto representa una oportunidad única para capitalizar el auge del shale oil argentino, en un contexto de creciente demanda energética mundial. No obstante, también plantea desafíos ambientales y logísticos que deberán ser abordados para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.

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