Máximo Kirchner enfureció con Alberto Fernández luego de que el presidente marginara a Cristina Kirchner de la organización del acto por el Día de la Lealtad peronista.

El hijo de la vicepresidenta planeaba un evento para que Cristina fuera la figura principal del 17 de octubre, como una suerte de regreso tras el intento de magnicidio que sufrió en la puerta de su casa en Recoleta.

Pero Alberto negoció con la CGT el lunes por la noche para armar su propio acto en el interior, con Tucumán como el lugar posible. En ese acto el presidente esperaba verse rodeado de gobernadores y gremialistas, como una manera de recuperar algo del protagonismo que perdió con el ingreso de Sergio Massa al gobierno y la centralidad que obtuvo Cristina con el juicio de Vialidad y el atentado.

Pero Alberto se "olvidó" de avisarle a Cristina del acto y eso cayó muy mal en el entorno de la vice. Máximo, que ya venía arrastrando una pésima relación con el presidente, fue quien hizo saber su descontento con mayor firmeza.

Acaso por la furia que generó el acto en el sector de la vicepresidenta, en la CGT decidieron desinvitar a Alberto y armar un acto sin los mandatarios como un gesto de "autonomía".

Alberto empezó a dar muestras de que la tregua en el Frente de Todos tras la llegada de Massa terminó. El presidente comenzó a mostrar poder de daño para abrir una negociación y una de esas muestras fue oponerse a la eliminación de las PASO, una jugada que en un sector del peronismo acusan de "grave" porque golpea la estrategia electoral para intentar retener el poder. Máximo es uno de los dirigentes molestos con Alberto por esa maniobra.