En un nuevo episodio de "libertad y propiedad privada" made in Milei, el ministro de Economía Luis Caputo utilizó nuevamente el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de ANSES para salvarle las papas al Gobierno y tapar el escándalo de la cripto estafa que sacudió al mercado financiero.
Mientras tanto, el Banco Central, en su ya clásica ruleta rusa cambiaria, quemó otros 200 millones de dólares para contener los precios de los dólares financieros.
⭕️ La Policía Federal reprimió jubilados frente al Congreso: hay heridos y detenidos
— LETRA P (@Letra_P) February 19, 2025
Arremetieron con palos y gas pimienta contra las personas que se manifestaban frente al edificio Anexo de la Cámara de Diputados, sobre la avenida Rivadavia del centro porteño
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El lunes, los mercados argentinos tambalearon, y Caputo salió con su viejo truco: ordenar la compra masiva de acciones y bonos desde el FGS. Según fuentes del sector, se desembolsaron 350 millones de pesos en acciones dentro del Merval, mientras que el Banco Central liderado por Santiago Bausili destinó 200 millones de dólares al dólar MEP. En total, el Gobierno ya llevó quemados 600 millones de dólares en la última semana para tratar de maquillar la crisis.
La movida incluyó compras de bonos AL30 y GD30, con más de 120 mil millones de pesos en juego. Pero, claro, el oficialismo intentó vender la idea de que la "recuperación" financiera se debió al optimismo por un supuesto acuerdo con el FMI y no a la intervención desesperada del Estado en el mercado.
Las reservas del Banco Central siguen cayendo en picada. Este martes, se evaporaron otros 341 millones de dólares, dejando las reservas brutas apenas por encima de los 28 mil millones y las líquidas en un alarmante rojo de 10 mil millones de dólares. La calificadora S&P Global Ratings ya puso la deuda en pesos del país en "Default Selectivo", en un guiño a la incapacidad del Gobierno de sostener su modelo económico mágico.
Mientras Caputo jugaba a la timba con los fondos de los jubilados, en las calles, la Policía Federal cumplía su parte en la gran puesta en escena del "cambio".
Este miércoles, jubilados y organizaciones sociales marcharon al Congreso para pedir un bono y un aumento de haberes, pero lo único que recibieron fue represión. Como si fueran delincuentes, la Policía arremetió con palos y gases lacrimógenos contra los adultos mayores, dejando heridos y afectando también a trabajadores de prensa.
El protocolo antipiquetes de Patricia Bullrich, siempre tan dispuesto para los jubilados pero nunca para los especuladores, se aplicó con toda la fuerza del Estado.
En la Avenida Rivadavia, entre Callao y Riobamba, los manifestantes fueron reprimidos por atreverse a reclamar lo que les corresponde. Todo un símbolo de la "justicia social" de Milei: dinero para los mercados, gases para los jubilados.