Victoria Villarruel está indignada. Una vez más el Gobierno Nacional le soltó la mano y dejó librada a su responsabilidad la aprobación de la Ley Ómnibus en el Senado. “Quieren que sea la cara de la derrota”, repite fuera de sí. Y tiene razón: no le dieron cargos y ni cajas para repartir entre los senadores que canjean votos por beneficios. Tiene en claro que la quieren desprestigiar para invalidarla como eventual sucesora de Javier Milei en caso de que deba abandonar su cargo antes de tiempo, o borrarla de toda participación en la definición de las listas para las elecciones del año próximo.

"Está caliente con (Nicolás) Posse y (Guillermo) Francos porque no le bajaron ni una delegación de PAMI para negociar con los senadores", dejan trascender en su entorno. No sólo eso, el Jefe de Gabinete piensa seriamente en no presentarse en el Senado la semana próxima para dar precisiones sobre el Proyecto de Ley, tras los papelones que protagonizaron el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, y el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, quienes no sólo no pudieron defenderlo, sino que terminaron por admitir que ni siquiera lo habían leído en profundidad. ¿Quién lo redactó? Otra gravísima pregunta que podría colocar al gobierno al borde del juicio político o la renuncia.

Durante la semana que pasó, los operadores periodísticos y varios ministros nacionales aseguraban que la ley estaría aprobada de manera express, o que al menos habría dictamen, responsabilizando a la vicepresidenta del logro de ese objetivo. No le dieron ningún tipo de apoyo, y esos mismos operadores y funcionarios ahora reconocen en el gobierno que se deberán negociar modificaciones –sobre todo en el RIGI y el restablecimiento del Impuesto a las Ganancias- y que el proyecto debería volver a Diputados para su tratamiento. Los legisladores calculan que, en caso de aprobarse, habría que esperar hasta principios de junio al menos, varios días después del 25 de Mayo, en el que el gobierno quiere lanzar su “Pacto”, el que también es resistido por los gobernadores, quienes se encuentran redactando un “Pacto Federal” alternativo. ¿Quién es la culpable? La vicepresidenta.

Villarruel se sale de la vaina para salir a blanquear el aislamiento al que está sometida. En su entorno denuncian que "Cuando fue Francos, Villarruel cayó a la comisión, saludó a los senadores y se fue, ni lo recibió para un café al ministro". Claro está, el titular de Interior ni se molestó en negociar nada con los legisladores.

No es sólo Francos. El miércoles próximo el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, debería asistir al Senado a dar explicaciones, pero sus asesores le aconsejan “que suspenda porque lo van a cachetear". Para peor, en el gobierno admite que no serían un dictamen sino dos los que llegarían para ser tratados en la reunión plenaria. En las cercanías de Villarruel están convencidos de que la querrán “achurar” si el proyecto vuelve a Diputados; pero también que "los opositores ya dicen que, si se vota el proyecto, es a fines de mayo pero, si Milei los llega a tratar de ratas o algo por el estilo en Córdoba, no sale un carajo". 

La actualidad de la vicepresidenta no resulta envidiable y por esta razón ha decidido “peronizar” su discurso. Algo que no le servirá de mucho si no radicaliza públicamente su confrontación con el Gobierno Nacional. ¿Se animará a hacerlo?