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Cambio de juego

¿Espinoza senador, Magario intendenta? el cristinismo confirma su plan de desplazamiento del peronismo matancero

Verónica Magario y Fernando Espinoza.
Verónica Magario y Fernando Espinoza.

Tal como lo anticipáramos en los últimos días, las frecuentes visitas de “Wado” de Pedro a La Matanza para mostrarse en compañía de Fernando Espinoza y de Verónica Magario no tenían nada de inocentes.

Está claro desde hace tiempo su interés de liberar la candidatura de vicegobernador bonaerense para cerrar sus componendas electorales en la provincia. Sobre todo teniendo en cuenta que se ha debilitado bastante el poder de ambos, y también su vínculo personal.

Cercado por denuncias de abuso sobre empleadas del municipio, Espinoza no transita sus días más felices. Tampoco es buena su relación con Magario ni, mucho menos, con Máximo Kirchner, a quien no le perdona que haya habilitado al Movimiento Evita a competir en las PASO de La Matanza, llevando como candidata a la mujer de Emilio Pérsico, Patricia “la Colo” Cubría.

En tal sentido, no tiene nada de casual el hecho de que el viernes pasado Cubría inauguró su local en el distrito, justo al lado del Ateneo Néstor Kirchner que maneja el camporista Facundo Tignanelli.

Inversamente a lo que sucede con Espinoza, la relación entre el Presidente del PJ provincial y líder de la Cámpora con el Evita está atravesando su momento más próspero, luego de largos años de antagonismo.

A Espinosa se le ofrecería un manto de piedad sobre sus conductas y una candidatura a Senador, lo que exigiría que Magario abandonara la gobernación para tratar de mantener el control del municipio.

Mientras tanto, en la Cámpora y en el Instituto Patria niegan terminantemente que exista ese plan y esa propuesta. Pero queda en claro que necesitan ofrecer cargos de importancia a los intendentes liderados por Martín Insaurralde, al massismo y hasta al propio albertismo, que hizo correr el rumor de que pretende confrontar a Victoria Tolosa Paz con Axel Kicillof en las PASO.

En las cercanías de Espinoza juran y perjuran que el intendente no tiene ningún interés en aceptar el acuerdo que le propone el cristinismo. Pero también aceptan que una multiplicación de las denuncias de género lo colocaría en situación de quedar afuera de todo, por lo que nada está decidido. Por ahora.

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