El malestar del campo estalló en todo el país con un tractorazo nacional que reunió a productores en distintas rutas para repudiar las políticas del gobierno de Javier Milei y los manejos económicos de su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.

Con camiones y tractores a la vera de los caminos, los manifestantes levantaron consignas claras y contundentes: “Que no nos roben el futuro”, “Contra la estafa de Caputo y las cerealeras”, “Somos productores, no esclavos del saqueo”. El mensaje fue unificado: el campo no está dispuesto a seguir pagando los costos del ajuste mientras el gobierno beneficia a los grandes exportadores.

La protesta tuvo un fuerte componente federal, con presencia en las principales provincias productivas. “Este sábado camiones y tractores al costado de las rutas”, anunciaron los organizadores, dejando en claro que la lucha continuará hasta que el Ejecutivo dé respuestas concretas.

“Con la bandera en alto, el campo unido”, remarcaron los productores, que denunciaron la presión impositiva, el ahogo financiero y la falta de políticas de incentivo. La bronca crece y la paciencia se agota: Milei prometió liberar al campo, pero en la práctica profundizó el saqueo y dejó a miles de pequeños y medianos productores al borde del quebranto.

El tractorazo dejó una postal clara: lejos de apoyarlo, el sector rural empieza a convertirse en uno de los principales frentes de resistencia contra un gobierno que ajusta a los de abajo y protege a los de arriba.