Este lunes, el presidente Javier Milei demostró que es un caradura de cuidado y participó del acto de la Unión Industrial Argentina (UIA) en conmemoración del Día de la Industria, justo en momentos en el que el sector atraviesa una crisis fenomenal, comparable en números a la sufrida durante la pandemia del Covid-19.

El “Presiduende”, no obstante, optó por fingir demencia y pronunciar un discurso lleno de promesas vacías y centrado en un supuesto bienestar para el empresariado que evidentemente no equivale a mejorar la calidad y la producción de la industria.

Como buen vendedor de espejitos de colores que es, Milei le prometió a la audiencia que está trabajando para que los dueños de las grandes firmas puedan llenarse los bolsillos, algo que no tiene en realidad nada que ver con un crecimiento real de la producción: “Vinimos a achicar el Estado para agrandar el bolsillo de ustedes”, admitió.

Por otro lado, puso énfasis en la reducción del Impuesto PAIS, el caballito de batalla que el Gobierno ha sacado a relucir durante de los últimos días: "En el mes de diciembre se termina con el nefasto Impuesto PAIS", afirmó Milei tras reivindicar que su administración es la primera que ha cumplido con la promesa de reducir impuestos creados transitoriamente, como es el caso del tributo a la venta de dólares.

Al respecto, el jefe de estado les dijo a los empresarios que "la mejor política industrial es tener una buena política fiscal y monetaria", al tiempo que planteó como el Gobierno va a seguir reduciendo impuestos "eso significa que vamos a seguir bajando el gasto".

En materia de apertura comercial, Milei le dijo a los industriales que "no los vamos a dejar tirados" y les prometió que "vamos a abrir la economía cuando estén dadas las condiciones estructurales".

No obstante, no todo fue color de rosas para el “Peluca”. Parte del mensaje del presidente estuvo dirigido a desacreditar el relato económico "pro industrial" en el que adscriben sectores de la entidad empresarial, sobre todos los que representan a pymes. Precisamente, antes del discurso del primer mandatario, el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, había señalado que "las naciones consideradas desarrolladas en el mundo tienen industria".

El principal directivo de la central fabril señaló que si bien los empresarios no se oponen a la apertura económica y la competencia, aclaró que pretender hacerlo "en condiciones de igualdad". A lo que señaló que existen sobre costos en Argentina en materia fiscal, de logística, financiamiento e infraestructura.

En paralelo a esta iniciativa que recibió el beneplácito de la UIA, el último informe de la entidad reveló que en junio de este año la actividad industrial registró una caída en la comparación anual de 19, por ciento y lleva 13 meses de caída interanual consecutiva.

En el primer semestre del año, el sector acumuló una baja del 14,1porcentual, aunque la UIA estimó que la caída podría desacelerarse en el tercer trimestre del año. Durante los primeros ocho meses de dicha gestión, los indicadores clave revelaron un panorama sombrío: la producción industrial experimentó una caída del 20,4 por ciento en junio de 2024, registrando uno de los peores retrocesos en la historia reciente del país.

Este declive se refleja también en la baja utilización de la capacidad instalada, que alcanzó un preocupante 54,5 por ciento, cifras comparables solo con los peores momentos de la pandemia de 2020.

El impacto de esta situación no se limita solo a las cifras de producción, sino que se extiende al ámbito laboral. En este período, se perdieron casi 34.000 puestos de trabajo, un golpe significativo para un sector que representa una quinta parte del empleo registrado en el país.