El Gobierno de Javier Milei sigue haciendo estragos en la economía, y mientras los argentinos tienen que hacer malabares para poder subsistir y llegar a fin de mes con sueldos miserables, la recesión pega fuerte en el país y la caída del consumo alcanza números escalofriantes.
Lejos de dar paso a la tan pronosticada recuperación económica, lo que las últimas semanas demuestra es una agudización de la crisis, y la miseria que reina en el país se puede observar con crudeza en las góndolas de los supermercados, que están más desiertas que nunca.
📉El consumo en supermercados cayó un 22,6% interanual en agosto, marcando una crisis profunda en las ventas, con un derrumbe del 27,6% en la tercera semana del mes. #Economía #Argentina
— Contador Público UP (@ContadorUP) August 27, 2024
Esta alarmante realidad es ratificada por las encuestas, ya que los relevamientos en el rubro supermercadista acusan caídas brutales en el consumo. En junio ya venía de bajar un 12,4 por ciento interanual, que se agudizó en julio al 16,1 por ciento, y en lo que va de agosto los datos son aun peores.
En los primeros días del mes corriente se registraron bajas de hasta el 18,7 por ciento, y los vendedores advertían que “a partir del día 10 ó 12, la gente no tiene un mango en el bolsillo”. Esta tendencia se ratificó con el correr de agosto, y para el día 18 ya se registraba un descenso del 22,6 por ciento interanual, sin muestras de mejoría en el horizonte.
Se trata de los números provistos por las propias empresas supermercadistas de alcance nacional, que son relevados por la consultora Scentia de cara a su informe mensual. La información actualizada tiene datos de todas las grandes cadenas, excepto una. Pero una fuente del sector que hace seguimiento cotidiano de estos datos explicó que, cuando se incorporen los datos de la cadena que falta, el porcentaje total a lo sumo se moverá un punto porcentual para abajo o para arriba.
Con todo, hasta acá, el acumulado de los primeros 18 días de agosto arroja una caída interanual de 6 puntos más que en julio. En productos durables la caída acumulada es aún más fuerte: los supermercados vendieron 33,5 por ciento menos electrodomésticos que en el mismo lapso de agosto de 2023.
Es cierto que, en parte, la profundización de la caída responde a que, mes a mes, la comparación interanual se realiza contra una base más elevada. En el segundo semestre de 2023, en el marco del proceso electoral, el Gobierno pasado impulsó una serie de medidas para apuntalar los ingresos. De hecho, es de esperar que el deterioro se agudice aún más a partir del próximo mes ya que en septiembre del año pasado empezó a regir el Compre Sin IVA, el programa de devolución del impuesto en compras con tarjeta de débito que generó un traslado considerable del consumo desde comercios de cercanía (donde el plan tuvo escaso impacto) hacia las grandes cadenas de supermercados.
Vale remarcar que el desastre que está causando el “Presiduende” en la economía local no tiene muchos antecedentes de tal magnitud en la historia reciente, llegando a extremos solo comparables a la terrible crisis del 2001.
Y para peor, la cosa no parece que vaya a mejorar: existen otras mediciones que muestran no solo de que el consumo no encontró piso sino que las caídas se profundizaron en los últimos meses. Es el caso del Índice Banco Provincia de Consumo (IBP Consumo), que releva el gasto promedio que realizan los clientes de la entidad mediante tarjetas de crédito y débito y la billetera digital Cuenta DNI, y lo deflacta por el IPC del INDEC. En mayo el retroceso interanual se había desacelerado al 15,7 por ciento, pero a partir de entonces encadenó dos meses de aceleración del desplome: 20,8 en junio y, según dio a conocer la semana pasada, 23,4 en julio.
Tal vez la única estimación a contramano de esa tendencia es la que publicó este lunes la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC). Su Indicador de Consumo, que igualmente comprende rubros por fuera del consumo masivo, marcó una caída interanual del 5,6 por ciento en julio y un rebote mensual del 1,8.
Mientras tanto, el Gobierno sigue diciendo que la desaceleración de la inflación y el tímido rebote del salario real del sector privado formal de los últimos meses, que igualmente no logra compensar lo perdido desde que asumió el “Peluca”, debería empezar a verse reflejado en las ventas.
Sin embargo, una vez más, la realidad le demuestra a “Jamoncito” que está equivocado: un informe de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia señaló que el consumo no repunta por dos razones y explica que “la masa salarial es más relevante que el poder adquisitivo”. Así, la recuperación de 6,6 por ciento de salario real del sector registrado medida por el INDEC entre marzo y junio deja el acumulado de los primeros siete meses de mandato todavía 9,2 abajo de noviembre de 2023 y, además, coincide con una destrucción de casi 50.000 puestos de trabajo registrados (-0,4 por ciento) entre marzo y mayo, lo que termina “neutralizando el impacto de la recuperación del salario real sobre el consumo”.
Por otro lado, el informe refleja en números cómo las fuertes subas de tarifas (luz, gas, agua, transporte) y otros servicios imprescindibles (Internet, telefonía) trastocaron la canasta de consumo real de los hogares, se comieron cualquier rebote del salario contra el IPC y en definitiva dejaron una menor capacidad adquisitiva de los hogares para afrontar las compras de bienes tanto de la canasta básica como durables.
“La suba de 8,5 por ciento de los salarios reales de los trabajadores privados registrados comprendida entre marzo y junio se transforma en una caída de 4% cuando reemplazamos al Nivel General de Precios por la canasta de Servicios públicos y privados no elásticos (Vivienda, Transporte y Comunicación). Como resultado, la reconfiguración del esquema de precios relativos prolonga la caída de la actividad: la recesión no solo obedece a factores macro, sino también a cuestiones micro”, señaló el estudio del Banco Provincia.