En contradicción con sus promesas de ajustes y recortes para evitar la hiperinflación, el presidente Javier Milei se encuentra en el centro de la polémica contratación de una empresa china para el mantenimiento de los detectores de metales de Casa Rosada y la Residencia de Olivos, donde este lunes se mudó el mandatario.

El monto en juego es significativo: 42 millones de pesos del Estado argentino, un desembolso que resulta cuestionable en medio de una fuerte crisis financiera.

Esta decisión contradice directamente las afirmaciones previas de Milei, quien había anunciado medidas de austeridad.

Otra de las controversias es que la empresa beneficiaria de este lucrativo contrato es Nucetech Company, una entidad conectada y controlada por el Estado chino, que se especializa en sistemas de control de carga, escáner de equipaje y pasajeros, actividades que están ganando terreno en puertos, fronteras y aeropuertos en Europa.

Esta elección también entra en conflicto con las declaraciones pasadas del presidente Milei sobre su postura hacia China.

Milei, en campaña, afirmó: "No solo no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista. Soy un defensor de la libertad, de la paz y de la democracia. Los comunistas no entran ahí. Los chinos no entran ahí. Putin no entra ahí. Lula no entra ahí". Lo dijo en una entrevista con el periodista estadounidense Tucker Carlson.

La controversia se intensifica al descubrirse que Nucetech tiene vínculos con el Partido Comunista de China y controla la vigilancia de al menos 14 aduanas. Aunque también opera en la Casa Blanca, desde Washington aseguran que la empresa no estaría cumpliendo con los estándares de calidad requeridos.

Este episodio pone de manifiesto una marcada discrepancia entre las palabras de Milei y sus acciones gubernamentales, generando interrogantes sobre la coherencia y transparencia de su administración en un momento crucial para la economía del país.