Quien fuera ya ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación de Cristina Kirchner y actual de Alberto Fernández tras los forzados cambios de gabinete tras la derrota de las PASO, Julián Domínguez, es por estas horas centro de atención (y preocupación) por parte de la cúpula de poder.

La mesa chica presidencial ve con recelo la labor del ministro desde su desembarco al Gabinete, pero fundamentalmente tras la crisis de los commodities por la guerra en Ucrania y la fuerte protesta del sector agrario que tuvo lugar este sábado.

Son varios los motivos por los que desde Olivos hay insatisfacción y recelo hacia el dirigente oriundo de Chacabuco y excelsos vínculos con el campo argentino.

En la grieta interna del Frente de Todos, fundamentalmente su cercanía y confianza con Cristina Kirchner. Un dato no menor en estos momentos y no cuando fue nombrado funcionario en septiembre pasado.

Por otra parte, y aunque fuera programado con mucha antelación, en Olivos molestó que Domínguez se encontrara de gira en Europa (Israel) para la jornada del “tractorazo” que copó la Plaza de Mayo este fin de semana, realizando declaraciones y diagnósticos del otro lado del Atlántico.

Pero fundamentalmente, las dos circunstancias que generan mayor enojo al primerísimo entorno presidencial es que con su desembarco al ministerio, Domínguez repartió a “diestra y siniestra” cargos a dirigentes de las diversas entidades agropecuarias. “Qué sentido tiene pagarles políticamente ni no se los puede contener al momento de pegarle a la gestión”, se preguntan en Olivos. El ministro queda bien, pero el presidente es objeto de ataques. Un sinsentido.

Y a todo esto, se suma su desentendimiento a las políticas del ministro de Economía Martín Guzmán, quien mientras anuncia medidas a “la renta inesperada”, Domínguez afirma que el campo no se beneficia con los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, cuando en rigor esta duplicó la cotización del trigo, elevó un 40 por ciento la del maíz y la soja alcanzó los 630 dólares.

O con el secretario de Comercio, Roberto Feletti, quien es un fervoroso defensor de aumentar las retenciones vía decreto (en consonancia con Guzmán), mientras Domínguez insiste casi como un guiño al sector agrícola que no se elevarán mientras él siga siendo ministro.