En un nuevo capítulo de la tragicomedia libertaria, Javier Milei intentó despegarse del escándalo con la criptomoneda $LIBRA, donde miles de personas perdieron dinero gracias a un tuit suyo.
Entre un sinfín de excusas y frases rimbombantes, el Presidente afirmó que él no promocionó el token, solo lo "difundió", como si hubiera alguna diferencia entre una cosa y la otra.
Yo no lo promocioné, lo compartí. La frase está dando la vuelta al mundo con críticas mortales a Milei, irresponsable, ladrón, estafador. Lo más importante es adónde están los 100 millones de USD robados. Hayden Davis, su socio, dice que son de Milei. Y ver la miserabilidad de la… pic.twitter.com/F01Dsu7LST
— Carlos Maslatón (@CarlosMaslaton) February 18, 2025
En una entrevista con el experto en felación presidencial Jony Viale, Milei aseguró que "como mucho" solo cinco mil personas fueron estafadas, y que "casi ningún argentino" cayó en la trampa. ¡Ah, qué alivio! Mientras los perjudicados buscan explicaciones, el mandatario se lava las manos con una lógica digna de Leonardo Cositorto.
Pero eso no es todo. Milei reconoció su vínculo con Hayden Davis, el creador de la criptomoneda en cuestión, y admitió que borró su tuit porque "generaba ruido". ¿Quién hubiera pensado que un presidente recomendando una inversión fraudulenta podría causar revuelo?
En su defensa, Milei comparó la estafa con perder dinero en un casino. Según su razonamiento, si alguien apuesta y pierde, no tiene derecho a reclamar. Es decir, si el Presidente de la Nación impulsa un negocio trucho y la gente pierde plata, es su culpa por confiar en él. ¡Lógica pura!
Para coronar su explicación, Milei dijo que aprendió la lección y que ahora pondrá "filtros" para evitar que cualquier emprendedor lo convenza de promocionar su próximo chanchullo financiero. Lo cual es preocupante, porque básicamente está admitiendo que hasta ahora cualquiera podía venderle espejitos de colores.
Por supuesto, no faltó su clásico ataque al "kirchnerismo", con Cristina Kirchner como blanco principal, en un intento desesperado por desviar la atención. Porque, claro, si hay algo que soluciona los problemas del presente es hablar del pasado.
En definitiva, Milei sigue demostrando que no es un presidente común. Mientras el país enfrenta una crisis económica feroz, él se dedica a promocionar criptomonedas dudosas y luego se ofende cuando lo acusan de estafa. Moraleja: la culpa nunca es suya, sino del que confía en él.
MÁS NOTICIAS