El diputado nacional y actual presidente del bloque de Propuesta Republicano (PRO), Cristian Ritondo, se encuentra en boca de todos por su aspiración a querer presidir la provincia de Buenos Aires. Ahora bien, si uno visualiza los archivos de su pasado se encontraría con drogas, mujeres y mucho más.

Desde el núcleo “amarillo” lo tienen visto como una persona propensa a esnifar polvos blancos y, a menudo, prenderse cigarrillos de marihuana, según afirmaron fuentes de su círculo que se recluyen en el anonimato. Su principal vicio, el cual hasta la mismísima ex gobernadora María Eugenia Vidal intentó curarle mientras este presidía la cartera de Seguridad en su gestión. Por suma obviedad, la solución jamás llegó.

Asimismo, esas mismas voces afirman que uno de los principales proveedores de Ritondo se trató de Enrique “Quique” Antequera, el hombre fundador del complejo de ferias La Salada y líder del espacio peronista Militancia y Trabajo. Dicho vínculo llegó más allá de los negociados oscuros y terminó decantando en que, durante la campaña legislativa del 2017, el referente K se acercara a los lares de Juntos por el Cambio (JxC) para ganarse Lomas de Zamora.

Otro dato a tener en cuenta sobre la relación entre Ritondo y su presunto dealer de La Salada, torna en que el ahora legislador nacional le habría ofrecido todo el apoyo judicial, político y policial para que no vaya preso el “transa”, a cambio de la recaudación de los alquileres, 3,6 millones de dólares mensuales.

El “affaire” de Ritondo con Vidal

La ex gobernadora no solo intentó “cuidar” de su funcionario, sino más bien que podría haber pasado algo más mientras se llevaba adelante la gestión “cambiemita”. En este caso, Cristian Ritondo fue escrachado en 2 oportunidades por la prensa, teniendo cierta cercanía más de la debida con la “Evita amarilla” de la provincia de Buenos Aires.

Ambos hechos ocurrieron durante el 2017, abriendo las puertas una foto que sembró la polémica, en donde el titular de Seguridad se asomaba de forma extraña por espaldas a Vidal, sumándole que le susurraba algo en el oído. Ello le llevó a recibir un crudo y duro reclamo a través de WhatsApp por parte de su esposa Romina Aldana Diago, según confesó de manera oficial a los medios nacionales.

Fuentes anónimas aseveraron que el romance esporádico entre la ex gobernadora y el actual diputado nacional, tuvo inicio en inicio del 2017 tras coordinar una reunión en Monte Hermoso. “Es hermoso que podamos penetrar juntos”, indicaron a este medio que se esbozó de la boca de ella hacia el oído de él, luego de salir de un hotel ubicado en Juan Domingo Perón al 235.

Por último, un pequeño detalle, sobre otra de las presuntas infidelidades de Ritondo (quien no le hace asco a nada) tendría firmado el nombre de la militante Florencia De Sensi, quien pertenece a su equipo. Esta se estaría presentando aún en el despacho del ex funcionario, quien le pagaría con una asesoría y estampando su apellido en lugares bajos de la lista de Juntos.