La escritora chilena Alejandra Costamagna, la colombiana Carolina Sanín, la argentino-brasileña Paloma Vidal y la panameña Ela Urraiola debatieron en la Feria del Libro sobre las relaciones afectivas y la modernidad en el marco de un signo de los tiempos trazado por el uso de las redes sociales y el impacto de la pandemia en la producción literaria contemporánea.
"El aislamiento llenó la cabeza de ruidos, propuso un mundo desplomándose. ¿Cómo se recupera la propia presencialidad y el lugar del otro en este nuevo sistema", fue la idea recurrente que hilvanó los intercambios.
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— Periódico Girón (@PeriodicoGiron) May 9, 2022
Pasadas las 20.30 de este domingo, las escritoras conversaron en la Sala Alfonsina Storni -y en el marco del ciclo "Diálogo de Escritoras y Escritores de Latinoamérica"- sobre el valor de las relaciones personales en los procesos creativos en la literatura y sobre cómo la virtualidad se potenció a raíz de la pandemia y afectó, para bien o para mal, esas dinámicas establecidas.
"Las relaciones afectivas son centrales en la literatura contemporánea y en el arte en general, porque la literatura puede establecer relaciones diferentes a las que predominan en la vida real. La literatura es un lugar de encuentro, un lugar en donde puedo afectar y ser afectada, un espacio de encuentros impredecibles e incalculables", abrió la charla Vidal, que nació en Argentina pero vive desde los dos años en Brasil y además de ser autora de novelas, obras de teatro y poemarios enseña teoría literaria en la Universidad Federal de San Pablo.
La autora explicó que hoy la literatura es una práctica que aún tiene la capacidad de escapar a la dinámica de las redes sociales, porque todavía pregna una idea de escribir hacia otros, otras y otres que está mediada por el afecto. "Una escritura de supervivencia", dijo.
Por su parte Costamagna, autora de novelas y cuentos, y finalista del Premio Herralde con su novela "El sistema del tacto", optó por leer un relato que había escrito previamente sobre el modo en que ella solía relacionarse antes de la pandemia y la manera en que el aislamiento afectó ese comportamiento.
"La virtualidad, que ocupa tantos espacios en estos días, que está exacerbada por la pandemia pero que venía de antes y nada indica que cambiará, nos deja por contraste más necesitados y necesitadas de un vínculo animal, de una presencia que sea pura presencia, de relaciones menos mediadas: animales, especies de compañía, personas. Seres otros, seres sintientes con su especificidad y su singularidad otra", dijo.
La mesa estuvo organizada mediante una exposición individual de cada integrante y hacia el final de la charla se abrió el debate a algunas preguntas. Aunque cada relato parecía inconexo con el otro, la arteria que unió cada reflexión fue el modo en que hoy las autoras escriben y se relacionan con otras personas.
"Hoy estamos conversando por escrito y leyéndonos mutuamente a través de pantallas y por eso relacionar los afectos en la época de la virtualidad con la escritura y la literatura es necesario. En las redes sociales interpretamos de una manera esquizofrénica a muchas personas según la voluntad y ocasión y buscamos tener, así, un papel en la sociedad, un papel que nos inventamos. Esto es la realización de la idea que tenía el humanismo de que el mundo era un teatro y el ser humano podía interpretar cualquier cosa", indicó por su parte Sanín, autora de Los niños y Somos luces abismales y PhD en Literatura Hispánica por la Universidad de Yale.
En este punto intervino Ela Urraiola, escritora, filósofa y profesora de filosofía en la Universidad de Panamá que publicó relatos, poemas y cuentos, con una definición que planteó que el asilamiento es un aislamiento efectivo y también un aislamiento afectivo. La virtualidad así es un ámbito donde cada cosa es comunicable, hasta la soledad, pero también cada cosa es posible de ser convertida en mercancía.
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